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22 SEP 2025

LA ZONA DE BAJAS EMISIONES REDUCE EL NO2 UN 31% EN EL CENTRO DE DONOSTIA EN SUS PRIMEROS SEIS MESES

El NO₂ baja un 19 % respecto a 2024 y no se registra ninguna superación del límite diario en todo 2025, frente a seis de media en años anteriores

Medio año después de la entrada en vigor de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), el Ayuntamiento presenta los primeros resultados de esta medida sobre la calidad del aire. Los datos confirman una mejora significativa en los niveles de dióxido de nitrógeno (NO₂) en el centro urbano, especialmente en el entorno de Easo, donde se ubica la única estacion oficial de monitorizacion de la calidad del aire dentro del perímetro ZBE.

La ZBE de Donostia entró en vigor el 14 de marzo de 2025, en cumplimiento de la Ley 7/2021 de cambio climático y transición energética, que obliga a los municipios de más de 50.000 habitantes a adoptar medidas para reducir las emisiones derivadas de la movilidad. Esta medida se enmarca también en el Pacto Verde Europeo y en la nueva Directiva de calidad del aire, que endurece los límites de exposición a contaminantes como el NO₂ y las partículas en suspensión.

Principales resultados

Los análisis del Departamento de Salud Ambiental y Sostenibilidad, basados en la estación de Easo, muestran:

• La reducción de 3,93 µg/m³ de NO₂ respecto a 2024 (-19 %)
• La reducción de 7,33 µg/m³ respecto a la media 2021–2024 (-31 %)
• Ninguna superación del límite diario de 50 µg/m³ en 2025 (frente a 1 en 2024 y una media de 6 en años anteriores)
• En las estaciones de Ategorrieta y Avda. Tolosa, los niveles de NO₂ se han mantenido estables o han experimentado un leve repunte, lo que permite atribuir el descenso observado en Easo directamente a la ZBE.

En cuanto a partículas (PM10 y PM2,5), los datos muestran un ligero repunte respecto a 2024, aunque la tendencia general sigue siendo descendente. Estas partículas tienen múltiples fuentes, por lo que su evolución depende también de factores externos como el polvo sahariano o la actividad industrial.

Iñigo García Villanueva, concejal delegado de Diversidad, Inclusión y Medio Ambiente, ha valorado positivamente este primer balance:

“La instauración de la ZBE marcó un antes y un después en nuestra política ambiental. Seis meses después, los datos nos dicen que vamos en la dirección correcta: estamos reduciendo significativamente un contaminante muy dañino para la salud y vinculado directamente al tráfico rodado.â€

Impacto ciudadano

Durante los primeros seis meses de funcionamiento de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE), el Ayuntamiento de Donostia / San Sebastián ha tramitado un total de 107 solicitudes de acceso excepcional, divididas en dos categorías:

• IGEX: solicitudes individuales, presentadas por personas físicas que alegan circunstancias personales específicas (residencia, movilidad reducida, necesidades médicas, etc.).
• MAKU: solicitudes colectivas, vinculadas a entidades, empresas o grupos que requieren autorización para más de tres matrículas.
Así pues, de las 107 solicitudes, 95 corresponden a solicitudes individuales (IGEX) y 12 a solicitudes colectivas (MAKU).
En el caso de las solicitudes individuales, 29 han sido autorizadas, 21 denegadas, 24 archivadas, 9 están pendientes de corrección, 10 se encuentran incompletas y 2 han sido derivadas al Departamento de Movilidad.
Respecto a las solicitudes colectivas, se han autorizado 2, denegado 2, archivado 3, 2 están pendientes de corrección y 3 incompletas.
García subraya la dimensión social de la medida:

“La ZBE no es solo una medida de movilidad, sino una acción de salud pública. Protege especialmente a colectivos vulnerables como la infancia, las personas mayores o quienes padecen enfermedades respiratorias. Menos contaminación significa más calidad de vida para todas y todos.â€

Seguimiento climático y consolidación de tendencias

El Departamento de Salud Ambiental recuerda que los datos presentados abarcan únicamente los primeros ocho meses del año, por lo que deben considerarse provisionales. Las condiciones meteorológicas influyen de forma significativa en la dispersión de contaminantes, y no todas las estaciones del año son igual de favorables para evaluar el impacto de medidas como la ZBE.

En primavera y verano, las altas temperaturas y la radiación solar favorecen procesos como la formación de ozono troposférico, lo que puede dificultar la mejora de los indicadores de calidad del aire, tal y como han advertido organismos como AEMET y la Agencia Europea de Medio Ambiente. A pesar de ello, los datos obtenidos hasta la fecha son positivos, especialmente en lo que respecta al dióxido de nitrógeno (NO₂), cuyo descenso más acusado se ha registrado en la estación de Easo, dentro del perímetro de la ZBE.

El Departamento añade que será necesario observar la evolución durante el otoño, cuando se prevé una mejora adicional en los niveles de calidad del aire, y especialmente tras el próximo invierno, periodo en el que las condiciones atmosféricas suelen ser más favorables para la dispersión de contaminantes. Solo entonces se podrá disponer de una serie comparativa más robusta que permita consolidar las tendencias observadas y valorar con mayor precisión el impacto estructural de la ZBE en la ciudad.

“El reto de mejorar la calidad del aire no termina aquíâ€, ha añadido García Villanueva. “La ZBE es una herramienta clave, pero seguirá acompañada de medidas de movilidad sostenible, promoción del transporte público, la bicicleta y los desplazamientos a pie, además de campañas de concienciación ciudadana. Solo así podremos construir una ciudad más saludable y habitable para las próximas generaciones.â€

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