PSE-EE DONOSTIA

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Cristina Lagé en un mural en la ikastola Arantzazuko Ama de Martutene

Cristina Lagé (Barcelona, 1966) asume Diversidad, Inclusión e Igualdad en su segunda legislatura en el gobierno municipal. Apuesta por crear un órgano consultivo vinculante para atender las necesidades e ideas de los jóvenes y advierte de que los avances logrados por las mujeres siempre están en riesgo.

- Llegó al Ayuntamiento avalada por su experiencia en el sector turístico, cartera que ahora gestionará el PNV. ¿Cómo ha encajado este giro de guion?

- La propuesta de llevar la delegación de Diversidad, Inclusión e Igualdad me hizo mucha ilusión. Es un departamento con una carga ideológica y de acción maravillosa. Diversidad, inclusión e igualdad son tres palabras mágicas, que transforman la sociedad, que la hacen mucho mejor. Y San Sebastián es una ciudad inclusiva, diversa e igualitaria. Yo llevo en el turismo toda mi vida, literalmente, y creo que llegado el momento es bueno salir. Cuando una entra en el Ayuntamiento sabe perfectamente que no entra a llevar una materia en concreto. Entra a trabajar para la ciudad. Me enorgullece que hayan considerado que tengo experiencia y capacidad suficiente como para llevar semejante delegación, que incluye Juventud, Educación, Memoria Histórica, Cooperación... Es un buque grande. Estoy muy contenta.

- Diversidad es un nuevo nombre. ¿Qué se esconde detrás de este cambio?

- Tenemos que gestionar una nueva sociedad donostiarra que viene de muchísimos lugares diferentes. En un año se ha incrementado un 12% la llegada de personas que vienen de fuera a vivir en la ciudad. Va a ser uno de los grandes retos de la legislatura.

- ¿Está preparada la sociedad donostiarra para recibir el flujo de inmigración?

- Necesitamos gente para cubrir miles de puestos de trabajos y desde el Ayuntamiento vamos a luchar para que todas esas personas no estén estigmatizadas. El proyecto de la Asociación de Hostelería formando a más de cincuenta inmigrantes sin papeles puede ser un buen modelo a replicar en otros campos. Y para favorecer la integración debemos rejuvenecer la ciudad, también a los mayores de 30 años, para que puedan entender la sociedad de otra manera. Rejuvenecer su mentalidad.

- El modelo francés, que se ponía como ejemplo, ha resultado fallido. ¿Existe miedo a que algo así pase aquí también?

- Yo creo que no porque lo que hicieron en Francia no es exactamente lo que estoy diciendo. Nosotros vamos a explicarle a nuestra sociedad lo importante que es que llegue gente de fuera con ganas de incorporarse, de trabajar, de crear. Esa labor de pedagogía será clave. No es fácil, pero estoy segura de que la sociedad donostiarra, que siempre ha sido abierta, lo va a conseguir.

- El ascenso de la ultraderecha en países europeos refleja un mayor rechazo a la inmigración.

- Es el miedo a lo desconocido y se combate con educación, que será otro puntal de nuestro mandato. En diez años esto estará superado porque los niños en los colegios ven normal que en su clase haya compañeros de diferentes países, creencias, colores de piel. Es un tema generacional y no podemos sentar unas bases negativas.

- ¿Se ha avanzado en materia de igualdad?

- Puede parecer que está todo hecho porque hay una ley que nos ampara. Pero lo que está pasando nos deja claro que todavía tenemos que estar alerta y que, por mucha ley que nos ampare, no podemos dar ni un paso atrás en los derechos humanos que hemos conseguido. El problema es que en usos y costumbres hay mil cosas de nuestro día a día que sin darnos cuenta estigmatizan de nuevo y sin parar a la mujer.

- Los delitos sexuales siguen en aumento...

- Yo creo que hay más conciencia, hay más denuncia, lo cual es positivo. Hemos llegado a un punto en que la sociedad no tolera y las mujeres no toleramos. Antes, las mujeres de mi generación casi dábamos por asumido que cuando salías por la noche en algún momento te la ibas a llevar. Ahora mismo, la generación de mi hija no lo tolera y así tiene que ser. Esta Semana Grande estrenamos un protocolo de comunicación y hemos mejorado la atención. Se hace con una dignidad y un cuidado extremo porque son situaciones complicadas. Esperamos poder involucrar a la hostelería y los alojamientos para que todos actuemos de forma conjunta. Las cosas están cambiando, pero lamentablemente aún hay muchos hombres -y me sorprende porque a veces son jóvenes- que se creen con un derecho de pernada que no tienen y ante eso la sociedad está reaccionando.