PSE-EE DONOSTIA

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El concejal de Mantenimiento y Servicios Urbanos, se siente orgulloso del protocolo contra las carabelas portuguesas y pide a los donostiarras que cuiden las calles "como si fueran su casa"

Carlos García en la torreta de socorristas de La Concha

El socialista Carlos García (Donostia, 1973) hereda Mantenimiento y Servicios Urbanos del ya jubilado Miguel Ángel Díez con el reto de gestionar los limitados recursos disponibles para que cundan lo máximo posible.

– Liderará una delegación con muchos frentes abiertos, desde la limpieza viaria a las playas, pasando por el mantenimiento urbano o la recogida de residuos. ¿Cómo afronta el reto?

– Es un privilegio trabajar para los donostiarras. Intentaré no crear problemas y ofrecer soluciones, aunque ya se sabe que el resultado nunca será del gusto de todos. Es una cartera muy potente, pero cuento con un equipo fuerte para sacar la ciudad adelante. Con los recursos que tenemos, que son limitados, trataremos de realizar la tarea con la mayor de las ilusiones.

– Manejará un presupuesto de 100 millones, ¿da para todo?

– Visto desde fuera parece mucho, pero al final no llega porque las partidas siempre se quedan cortas. La ciudad es grande y hay que priorizar los recursos. Y sobre todo saberlos gestionar para que cundan lo máximo posible, que es uno de mis propósitos para la legislatura.

– Se ha estrenado con un problema inesperado, las carabelas portuguesas. ¿Está ya controlado el tema?

– Controlarlo es difícil porque están en todas las playas, no solo en las nuestras. Lo que sí puedo decir es que me siento orgulloso del protocolo que hemos aprobado, que será positivo para la ciudadanía ya que nos ha permitido mantener las playas abiertas salvo momentos puntuales. Creo que la gestión del problema está siendo buena.

– ¿Se van a recuperar la grandes banderas que había en Los Relojes y que eran visibles desde toda La Concha?

– En principio nuestros servicios nos han dicho que las banderas existentes en las casetas de socorrismo se ven desde cualquier parte de la bahía, pero mi objetivo es recuperar los postes que había en pandemia.

– Mantenimiento Urbano es el departamento que más quejas y reclamaciones recibe.

– En efecto, solo el año pasado fueron 25.000 y esto es también un reto para nosotros. Es lógico que el mayor número de quejas estén relacionadas con el día a día de la ciudadanía, con el quehacer diario de los barrios: las aceras, los bancos, las papeleras... Uno de los propósitos que me he marcado para este mandato es que las respuestas se agilicen y se atiendan las peticiones en función de las necesidades y disposición de fondos de un departamento que tiene mucho por hacer y cuya labor nunca termina, porque cuando una cosa se resuelve aparecen otras cien en diferentes lugares.

– Una queja frecuente es que se atiende más el Centro que los barrios...

– No es así. Se actúa igual en todas las zonas de la ciudad, aunque como es obvio en el Centro y la Parte Vieja hay un mayor trasiego de personas, sobre todo ahora en verano con los turistas, y es necesario incidir en la limpieza de determinadas calles. Además, el sistema está preparado para que los recursos se vuelquen en zonas concretas si ha habido una fiesta o celebración.

– Se ven muchos contenedores sin vaciar, sobre todo de vidrio. ¿Hay algún problema con el servicio de recogida?

– Hablaremos con la Mancomunidad de San Marcos, que es la que se encarga de esta tarea, para conocer cuál es la situación y ver si es preciso reforzar algunas rutas.

– La colaboración ciudadana es fundamental para mantener limpias las calles. ¿Falta civismo?

– Es una responsabilidad de todos. Yo les pido a los donostiarras que cuiden la ciudad como si fuera su casa, que no saquen los residuos voluminosos fuera de los horarios establecidos, que depositen cada residuo en la fracción correspondiente...

– Los grafitis son otro problema creciente. ¿Hay forma de combatirlo o es una batalla perdida?

– Siempre se pone dinero para limpiarlos y es una labor que cuesta un dineral, pero como en todo el presupuesto es limitado. La cuestión es que cuando las pintadas están en fachadas y elementos privados, son las comunidades de vecinos las que tienen que hacerse cargo de la limpieza. Es un problema que sufren todas las ciudades y al final refleja el incivismo de algunas personas.

– ¿Le genera presión mantener la Escoba de Platino?

– Sinceramente, no. Aunque sí me gustaría volver a conseguirla porque eso significará que la ciudad está limpia y se reconoce nuestro esfuerzo.